DATOS DESTACADOS
- En el primer semestre de 2019 la balanza comercial Argentina (exportaciones menos importaciones) alcanzó un superávit de 5.588 millones de dólares, siendo el mejor resultado de los últimos 7 años.
- Luego de la devaluación de agosto de 2018 la inflación acumuló un avance del 38% hasta Junio de 2019, mientras que el tipo de cambio aumentó 11%, disminuyendo parte de la competitividad cambiaria obtenida.
- El tipo de cambio ajustado por inflación equivale a un dólar de $54,7 por unidad al mes de junio. Los precios del mercado disponible de Rosario se hubieran situado entre $1.780 a $2.550 por encima de los valores registrados.
¿Estamos Mal pero Vamos Bien?
En el primer semestre de 2019 la balanza comercial Argentina (exportaciones menos importaciones) alcanzó un superávit de 5.588 millones de dólares según un informe publicado por INDEC en el día de hoy, siendo el mejor resultado de los últimos 7 años para el período analizado. El dato no es menor ya que permite revertir las caídas sufridas en los años 2017 y 2018, siendo además una señal necesaria en términos de estabilidad macroeconómica por el aporte de divisas para nuestro país, en momentos que la fragilidad financiera y la incertidumbre política provocan dificultades de acceder al crédito internacional y disminuyen las posibilidades de recibir flujos de capitales del resto del mundo.
En el primer semestre de 2019 las exportaciones crecieron un 2,4% alcanzando los 30.750 millones de dólares, donde el sector agroindustrial (productos primarios y manufacturas de origen agropecuario) explicó el 64% del total, frente al 61% logrado en el primer semestre de 2018. No obstante, se registró una caída en las exportaciones de manufacturas de origen industrial, repercutiendo en una menor participación sobre el total, pasando de 32% a 29%.
Pese a lo mencionado, es necesario advertir que el saldo positivo del balance comercial se debe en mayor medida a una baja de las importaciones por la caída del nivel de actividad económica tras la devaluación de agosto de 2018, que a un repunte de las exportaciones. Sucede que las importaciones reaccionan de manera casi inmediata ante un salto devaluatorio, mientras que las exportaciones reaccionan de manera paulatina, ya que es necesario desarrollar mercados con todo lo que ello implica. Sin embargo, el incremento en las exportaciones es el componente que permite dar sustento en el mediano y largo plazo a una balanza comercial equilibrada, así como a la actividad empresarial que invierte y decide apostar por el desarrollo exportador.
Por esta razón es preocupante la estrategia de utilizar al tipo de cambio como ancla inflacionaria de cara a un proceso electoral y no como parte integral de un plan económico que se adecúe a una estrategia de país. Los números muestran que luego de la devaluación de agosto de 2018 la inflación minorista acumuló un avance del 38%, mientras que el tipo de cambio aumentó 11%, disminuyendo parte de la competitividad cambiaria obtenida.
Si bien el comparativo respecto a agosto de 2018 puede parecer arbitrario, cabe recordar que en mayo de 2018 existió un salto en el tipo de cambio, sin embargo, no fue hasta pasado agosto que se logró volver a terreno positivo en el balance comercial, rompiendo una sucesión de 20 meses en terreno negativo que acumuló nada menos que 15.000 millones de dólares de déficit.
El fenómeno que se conoce como “atraso cambiario” no solamente afecta la competitividad del país, además genera expectativas de devaluación porque la historia nos ha enseñado que finalmente llega la corrección. Si el tipo de cambio hubiera aumentado en igual magnitud que la inflación en el período agosto de 2018 – junio de 2019, equivaldría a un dólar de 54,7 pesos. La diferencia en las cotizaciones de bienes y servicios es notable, por ejemplo, en el caso de los principales productos agropecuarios los precios del mercado disponible de Rosario estarían entre $1.780 a $2.550 por encima de los valores actuales. Lo mismo sucede con operaciones inmobiliarias, venta de rodados, equipamientos industriales, entre otros.
Existe una gran cantidad de estudios que muestran que no es un elevado tipo de cambio el que causa efectos adversos en la economía, sino más bien, los patrones de ruptura o subas abruptas del mismo, ante la incertidumbre que genera la pérdida de referencias de los precios relativos, congelando decisiones de consumo e inversión en los diversos sectores de la economía.
Es necesario que las decisiones de política adoptadas por quienes gobiernan permitan trascender los ciclos políticos y económicos, aportando el marco de previsibilidad que requiere todo emprendimiento productivo o comercial para conducir a un desarrollo sostenible en el tiempo. Para ello hay que generar un Estado gobernado por leyes y directrices de mediano y largo plazo, con independencia de la política y la personalización de los gobernantes.
Lic. Ramiro Farias
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